Jubilar viene del latín iubilare, y si le agregamos la influencia de un vocablo hebreo basado en el griego, adquiere el sentido de manifestaciones de alegría y gozo. Nos da jubileo -indulgencia plenaria cada 50 años- y suele decirse que serían los años de servicio, en ciertas actividades, para poder retirarse del trabajo.
Creo que no es necesario retirarse del trabajo para tener expresiones de alegría y gozo. Y disponer de tiempo para reflexionar y profundizar nuestros valores éticos de convivencia y compromiso con nuestro entorno. Muy por el contrario es nuestra ACTITUD DE VIDA en cada uno de nuestros actos a lo largo del día, meses y años la que refleja nuestros estados de ánimo, directamente vinculados a nuestros objetivos y su resultado.
Pasó el mes de septiembre y con él, el día del maestro, el día de la primavera, entre tantas fechas importantes de ese mes y entramos a octubre con el día de la madre. Al pensar en el sentido de la primavera nos damos cuenta que a veces deberíamos hacernos un tiempo -propio del ser jubilados o del vivir jubilosamente- para profundizar el análisis de nuestros valores de vida.
Cada día, a cada segundo, a cada instante, la primavera nos sorprende con el milagro de la vida en el reino vegetal y en el reino animal. Hay quienes relacionan la primavera con el amor y debe ser porque el amor genera la creación: Amor del agricultor, expresado en la INTENCIÓN con que (hace su labor) siembra en una semilla, amor de los seres humanos que soñamos con mejores seres humanos, amor que ponemos en cada tarea que realizamos.
La intención que ponemos a nuestras acciones nos permite nombrar a la determinación de la voluntad hacia un fin. Lo intencional es conciente (se lleva a cabo en pos de un objetivo), y determina nuestro presente.
Si todos los días nos damos un pequeño tiempito en algún momento o al levantarnos, para iniciar serenamente el día, organizarnos y vivir con alegría y gozo cada instante de nuestra jornada, cada acción nuestra; en lo laboral, en lo familiar y en los momentos rutinarios de nuestra vida, podremos disfrutar cada segundo, cada pequeño objetivo alcanzado, sin ser jubilados –jeje-.
Somos nosotros los que decidimos vivir viendo el vaso medio vacío o el vaso medio lleno. Esta “Actitud de Vida” nos permite cumplir con un pensamiento que nos dejara hace muchos años alguien que vivió en el siglo pasado, hijo de un gran empresario, quien decidiera tener una vida ejemplar y solidaria con todos los seres de la creación.
Me refiero a un tal Francisco, nacido en octubre en un pueblo italiano en Asís, quien nos dice…
«Comienza haciendo lo que es necesario,
después lo que es posible, y de repente…
¡estarás haciendo lo que era imposible!»
Feliz primavera, docentes y alumnos de la vida.
Feliz primavera, madres que dan a luz y a quienes cumplen ese rol, iluminando caminos para formar buenas personas humanamente.